domingo, 29 de junio de 2008

A vueltas con tu recuerdo


Hubo tiempos
en los que los besos eran eternos,
las noches de insomnio deseadas
y los pechos, suaves y agradecidos.
Los atardeceres del otoño
sembraban oros vacilantes en tu cabello,
y el sol en sus puestas nos guiñaba su ojo
dejándose apagar por la luna.

Esos ayeres, no tan lejanos,
me avisan hoy, aquí,
de pie sobre el silencio esquivo de tu mirada,
mientras engaño a la soledad
con cuentos de terror heridos
dañados por el desamor cotidiano de tus ausencias
y algunas buenas risas,
para digerir mejor los besos que hoy no doy.
Esos que se indigestan cerca de los labios
camino de un corazón,
el tuyo, mi dueña,
peregrino de mis intimidades,
el mío, señora,
aquí y ahora,
sin más quehacer que levantarle al ayer
las faldas de la memoria.

(By courtesy of Shlevs, Prince of yours)

viernes, 20 de junio de 2008

Saludos, Karenth





Hola, hija de Abdunm y de la maga Tirth. Te reconocí en el preciso momento en que cruzaste tu mirada risueña con la mía por vez primera. Que sepas que tu belleza es heredada de tu madre, la sin par Tirth de Hain, la gran hechicera de ojos tan azules como el cielo de la Tierra Media en un día de primavera.
¡Ay, que inteligente fue tu padre y que tontorrón fui yo, con no darle a la maga el secreto que con tanto ahínco buscó en mi cerebro de terracota...!
Pero en fin, aquellos tiempos desaparecieron y vano es lamentarse por lo que ya no tiene el menor remedio.
Y ahora viene la hija, tú, y me pide lo mismo, que le levante el velo que oculta lo que los magos grises hemos guardado durante generaciones y generaciones de los intrusos y déspotas de este mundo.
Pues sí, Él vendrá, tal como lo creyeron los habitantes de Hain, de Meliendor, de Kerherim y tantos y tantos pueblos cuya fe todavía no se ha perdido entre la niebla que oculta la Verdad en estos tiempos tan oscuros, más si cabe que aquellos en los que Sisamorth imaginó un destino terrible para todos nosotros y que felizmente no pudo llevar a cabo.
Me alegro de que me aprecies; yo también, porque en mis almiaques (algo así como la tele de los humanos) te he podido contemplar (espiar, más bien, y perdona) como la hija de aquella a la que amé con desesperación, tan bella, tan encantadoramente hermosa y tan sabia; así también eres tú.
Ten fe, pequeña diosa, ten fe, porque ya se oye el gozne de los tiempos. Asómate a la noche como tu madre hacía al término de cada jornada y escruta el firmamento. La señal ya está ahí.
Recuerdos a Abdunm, tu padre, hijo de Pogrel y de la sufriente Mazteh, a los que conocí cuando corríamos en los felices días de la juventud por las praderas inacabables de la Comarca bajo los buenos auspicios del gran Thain.
Te deseo lo mejor, hija de Tirth. Ponte una flor en la oreja derecha como hacía tu madre; si es una flor de trébol, mejor que mejor.
Saludos desde la Tierra de la Memoria de este fatigado peregrino.

Shlevs, Prince of the Past

lunes, 2 de junio de 2008

Lluvia, humus del alma



Leemos en Blake: "la eternidad está enamorada de las creaciones del tiempo". Los días bajan caudalosos, como colmados en su furor por las lluvias que no abandonan mi tierra, y la mirada se contagia de la tibieza doméstica, tan dulce, que parece razonar en un idioma trabado en el remoto refugio de las horas de una infancia soñada.
Tras mi ventana la jacaranda y el ciprés se mecen bajo el suave azote de la lluvia, cálida y constante. "La eternidad está enamorada de las creaciones del tiempo": uno esperaría revelaciones en antiguos pliegos, o el embate de la visión seráfica, o la premura del contacto desnudo más allá de cualquier posible refrigeración. Sin embargo las horas parecen no pasar, sino sedimentarse prudentemente, generando en el humus del alma algún oscuro mineral cuyo destino apenas podemos entrever.
Hoy florecerán amapolas ya tardías y el cauce de los torrentes se enturbiará en su abundancia impetuosa. La tierra se remueve, herida de fecundidad y futuras luces. Este es el tiempo creador en la soledad de Adán, este es lenguaje eterno de la fugacidad.

Shelvs, Prince of Rain