miércoles, 27 de enero de 2010

On my own


Completamente solo,
vaciándome de todo momento a momento,
cada día,
cada hora,
más y más pobre
de conocimientos y creencias,
de palabras de otros,
de ideas de otros,
de los dioses de otros
y de los demonios ajenos.

Solo conmigo mismo,
sin apenas mesa en donde comer
ni cama en donde reposar la cabeza,
tal que el Hijo del Hombre,
menos que las bestias del campo
y las aves del cielo,
solo, con mi palabra hueca
y mi ánima inerme.

Así, cuando el Amor venga a habitarme
tendrá mil rincones para llenarme,
suya será mi mesa,
mi cama y mi nombre,
porque yo ya no seré.
Será el Amor quien mueva mi mano
y escriba mis mejores poemas,
esos en donde yo no soy,
para que solo Ella cante y dance.

(La foto de este poema pertenece a Federico.Bebber)

jueves, 21 de enero de 2010

Vanidad


No es a la poesía a quien rindes tributo,
si no vas rendido al verso
sin más ánimo que servir y honrar
a aquello que es más grande y puro
que tus manos,
simples herramientas con las que la belleza
edifica sus palacios eternos.

Te engañas en tu vanidad,
tú, soplo de conciencia esparcido
por la tragicomedia de la Historia,
si pretendes erigirte en amo y espejo
de aquello que te usa y que te elige
para sus parlamentos de luz,
vivencia de Dios en Dios.

Sé testigo callado y humilde,
sin más empeño que la de adquirir conciencia
de lo que eres y somos todos:
microscópicos aleteos de la energía primera,
átomos paridos de la nada
que tras propalar por un rato breve
nuestras ilusiones y sueños creyéndonos hacedores
del amor a lo bello que tanto nos conmueve,
nos hundiremos con nuestro verbo y nuestro tiempo
en los océanos inconmensurables del olvido,
de regreso a la misma nada de donde partimos.

Luego sólo será Ella.
Tú, yo, todos nos habremos ido.
Pero si hemos edificado en sabiduría mientras vivos,
quizá regresemos de nuevo
con el verso limpio y la palabra completa.
Ya no habrá dualidad,
ya no será poesía y poeta.
Seremos en la belleza del Amor que es,
la voz, pura conciencia.

domingo, 17 de enero de 2010

Escribidores




Hablando de facetas del ocio propio y de compartir en silencio el ajeno, el escribir -ese hermanico activo y creativo como culo de mal asiento del leer- ocupa lugar encumbrado en buena parte de mis días y a veces hasta de mis noches.

Escribir siempre es y siempre lo ha sido oficio de imaginativos y de buenos contadores. Son solitarios enmascarados en la bulla ciudadana que tantean con su pluma o a través de cualquier teclado letrado los sueños inenarrables de los demás.

Escribir es el seudo-parir del macho; por eso, cuando es mujer la que escribe, su desdeñosa ventaja con respecto a nosotros se multiplica provocando cierto rechazo "visceral" ante tamaño descaro y atrevimiento.

Pero el escribir, además de haber estado desde siempre mal pagado, es oficio de pocos y bien contados.
El escritor, para disimular su desamparo y su invisibilidad en esta y en todas las sociedades en las que ha vivido a través de los tiempos, se viste de glamour y se rodea de fanfarrias a veces grotescas que anuncian su paso.

Quevedo tuvo que aparentar y vender su ingenio a la corte, mientras se escondía tras la pluma de ave al comprobar en el día a día madrileño, chulesco, atrevido e imperial, cómo la espada le daba la espalda en retos y confrontaciones de las que no salía muy bien parado.

Otros como nuestro genial Cervantes, tan genio y figura gracias a las espléndidas sepulturas con las que el pueblo entierra a sus ídolos para pasar páginas que jamás leerá, entretuvo la vida entre prisiones y desventuras imaginando el alma doble finamente equilibrada del español mientras recibía parabienes, pocos, y maldades, bastantes, de sus contemporáneos.

También los hay que se zambullen en las hojas blancas todavía sin mácula con el ánimo de auparse a la fama y saciar el hambre de gloria y de un buen estipendio... Antes de que lo hagan lápida muerta y lo empujen a entrar en la Historia sin haber comido jamás el verso torpe que exponen, ni bebido el drama bajo el cual se solapa su propia estupidez. También meto en el mismo tintero a esos otros que no pasan de la lectura color salmón de los diarios económicos, y que del libro sólo conocen el índice de ventas y el margen comercial que le dejan sus lectores.
Por todo ello,

Honor y gloria a todo aquel (aquellas también)
que se atreve a poner negro sobre blanco
sueños, historias y leyendas;
porque, está archicomprobado
que de la belleza no se come;
más bien se bebe entre eructos
y se folla mal y a disgusto.

Ellos, los escribidores y escribidoras,
no ponen los precios;
ponen la cara, en todo caso.
Es el muchas veces iletrado editor
quien come del escritor, usando como plato
ese engendro tan cariñosamente parido,
tan huérfano, que por no tener
no tiene ni derecho a la huelga
ni al descanso dominical.
Se llama libro,
ese invento tan maravilloso
de los que yo hago colección.

lunes, 4 de enero de 2010

Vivir ahora


En las veredas amargas del recuerdo
yacen hombres nuevos jamás alumbrados.
Aquel paso que nunca dimos,
aquel beso que no ofrecimos o que rechazamos,
aquella palabra que no musitamos
o que en nuestra atención ausente no oímos,
aquella sed que no saciamos,
ya en tu boca, ya en el vaso ajeno...
Dormitamos en el presente
del que apresuradamente huimos,
este ahora eterno que perdemos cada vez que olvidamos
el escaso intersticio de tiempo
en el que nos desenvolvemos,
eligiendo vivir en un pasado
con la primera impronta habitada ya de olvido,
o en un futuro al que nadie,
absolutamente nadie,
nos ha llamado.