sábado, 22 de octubre de 2011

El pantanico ciezano


Mañanicas frescas de sol, con el aire ya añejo y algo caduco el azul de las alturas que aún se resiste a abandonarnos. El otoño poco a poco abre sus puertas a la decadencia del invierno, a la cuesta debajo de los parcos días y las luengas noches que acabarán, como todos los años, en el portalico de la Navidad.


¡Pero qué hermosura de aguas de nuestro pantano! Y es que la vida, toda vida, empieza con el bautismo de agua a orillas de cualquier río, mar, lago o lagunilla que se precie…Y con la muerte se nos va la vida, el verde y sus humedades, y se nos llega la aridez de la nada con su secarral de polvo, ceniza y silencio; pero como todo polvo enamorado, que dijo el poeta, la primavera espera oculta tras el ocre estéril y el frío de las jornadas en sepia que se nos vienen. Resucitaremos otra vez…

EDITO esta entrada para aclarar que cuando me refiero al "pantano ciezano", soy consciente de que dicho embalse no está en el término de Cieza, sino en el de Calasparra; lo de "ciezano" es más un calificativo nacido del sentimiento que de la geografía política de la zona.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Mater amantissima



Me acerqué a la orilla del mar empujado por la pena,
no sé si nueva o antigua, sólida sangre
que se pasea por mis venas desde que me nacieron,
dudando si era fuego o ceniza lo que brotaba de mi pecho,
increyente, de la mano de la fe de mis padres,
buscando un bálsamo para todo aquello que me hiere y me aqueja.
Me senté cerca de donde sus olas se mecen en el tiempo
y la mar me vio, y entre un rumor de cristales
que reflejaban mi ser más antiguo y cierto, me dijo:

Calla, hombre, y escucha.
Todo lo que fue, es y será, pasará,
sean tus heridas o tus gozos.
Si ya fueron, no están ya; si han de venir,
tú ya no serás el mismo que a mis pies
en esta hora pregunta y pide cura;
no tienes por qué temer lo que no es.
El cielo permanecerá incólume sobre ti
y la tierra morará a tus pies, siempre.
Yo estaré aquí, día tras día,
añorando el nombre que salió de mi vientre, tú,
sombra de mi sombra que en mi conciencia
se me hace barro, canto rodado,
sopla el céfiro y se me escapa.
Aquí permaneceré acunando tus ausencias,
guareciendo tu necesidad creciente de mí,
dándote la palabra, siendo tu apoyo de agua y tu guía.

Pero recuerda,
yo soy el misterio que transciende tu agobio y tu risa.
Mi cólera es tan obscena como profunda es mi alegría.
Mi hambre y mi sed son inabarcables
y llevo en mis entrañas el secreto de todas las almas.
Yo soy el epílogo de todos los finales inacabados
y el prólogo de todas las primaveras.

Pero escucha, hijo,
no temas a las mareas ni a las corrientes de la vida
cuando estés abrumado por su turbadora fuerza;
porque aunque todo lo di sin saber que daba,
yo soy la madre, la imposible plenitud de tu vacío,
la hacedora de la sombra y del estío; soy eterna.
Parí todas las mañanas que fueron
y de mi saldrán como oscuros juncos todas las noches venideras.

Soy la memoria tuya
y de todas las cosas que nacen y persisten
sobre esa tierra sobre la que hoy te asientas.
Soy celosa de todo lo que partió de mí, y soy justa.
Así que no temas a la voz que te trae hiel
ni al negro rumor del llanto entre las azucenas;
porque tal como espero impaciente el día en que a mí retornes,
también las espero a ellas.

lunes, 10 de octubre de 2011

Sendero de paz


Y ver casi amanecer,
y contemplar el día recién de la luz nacido
pateando los caminos por donde el silencio amable
de los seres que nos soportan,
apenas dicen nada,
apenas te piden algo
sino que te recogen en sus cantos y frescas sombras
al arrullo de un sol limpio
navegando por el azul ya despierto,
mientras el mundo clama allá a lo lejos
lamentándose de su pasado que ya no es,
o sufriendo el futuro imaginado
al que las necesidades artificiosas nos llaman.

lunes, 3 de octubre de 2011

Garzas (9,30 a.m.)


De súbito,
la niebla se hace pico,
patas, alas, nieve,
y un tropel de silenciosas
presencias rompen
la mañana blanca
dejando tras de sí,
promesas de azul y agua
enredadas en el vuelo perezoso
y picante de las avispas.