sábado, 13 de julio de 2013

Such a feeling....



Te recuerdo, mujer,
la noche perdida en los umbrales del sueño.
Mi amor tejía las hebras estrelladas
del cristal del cielo
repleto de diamantes desbocados,
latiendo melodiosamente,
irradiando plenitud en su idioma blanco,
en su verbo negro.
El secreto posesivo del deseo,
enervado y terco,
conformó la nieve de tu cuerpo
dándole al tiempo su estatura,
dejándolo en su cenit encadenado.

Esta dicha hueca
del invierno absoluto de tu ausencia
trae recuerdos a mis soledades,
coronadas por la lentitud sonora
de un otoño de oro y agua,
con raíces de flores que crecen
hasta gastar la piedra que las hospeda.
Y aquella noche que brilló
en las uvas de tus pechos,
no quiero que se convierta
en la lenta agonía de lo irrecuperable.

En la profundidad de tu amor
el mar de tu angustia derramó
su torre de escalofríos
dejando sola,
sin una voz siquiera,
la suave distancia del silencio.
Y tu recuerdo crece en mí,
mujer de espuma y viento,
hasta que fuiste  el velamen de mi barco
y navegaste conmigo por este mar
de luces y espinas
en cuyo monasterio de sal y noche
arrullamos al río que nace,
al río que muere,
crepitando yo en la hoguera azul de tu océano,
copa de mi palabra,
itinerario de mis sueños.